lunes, 29 de abril de 2013

Navegando en la bahía de Arcachon. Fotos.

A vela entre los campos de ostras.


Las Cabanes Tchaqueés.


Aprovechando el viento.

La Pinasse, la embarcación típica de la bahía.

 

domingo, 28 de abril de 2013

Sábado.

La mañana se levanta mejor de lo previsto, pero peor de lo deseado. El día es claro, pero apenas tibio.Ojalá la temperatura fuera algo mayor. En cualquier caso, no había esperanzas de playa, y no hace calor para pasear, con sólo un jersey.
Unas pequeñas compras ya previstas, en el comptoir de la mer (www.comptoirdelamer.fr), unos almacenes de las cofradías de pescadores, donde comprar  accesorios de pesca, de navegación, moda nautica, decoración naval, artículos para barco, de recreo o no, latas de conserva, sopas de pescado....
Tenía antojo de una vareuse, la prenda típica de los pescadores y criadores de ostras del Atlántico francés, y la compré junto con otras prendas y chorraditas nauticas varias.
Despues, un paseo largo por el Parque Pereire. Los hermanos Pereire, Emile e Isaac, financieros que crearon en 1852 la Compagnie des Chemins de Fer du Midi, la línea férrea que unió Burdeos y la

El Parque Pereire, bordeando la bahía.
 
Teste de Buch, línea que prolongaron hasta Arcachon en 1857. Para rentabilizar la inversión, compraron sesenta hectáreas de bosque, donde hoy se asienta la "Villa de Invierno", un sanatorio a cielo abierto, donde el aire yodado del mar y el aroma de los pinos, mejoraran la salud de los ricos bordeleses. Les vino Dios a ver cuando el rey Napoleón III pasó allí sus vacaciones en 1859 y 1863, arrastrando fortunas y nobleza, que en Arcachon construyeron suntuosas mansiones donde veranear.
En su honor, un extenso parque a orilla de la bahía, hoy lleva su nombre.
Es una hermosa zona de playa, donde los pinos llegan a la arena, creando un ambiente fresco y relajante.Paseos pedestres y ciclovías lo recorren ofreciendo un area de esparcimiento fabulosa. Además, restaurantes, cafés y terrazas donde tomar algo cierran un círculo de placer, difícilmente superable.
Aprovechando la tesitura, comí en el restaurante Cap Pereire (www.restaurantcappereire.com), que recomiendo más por el restaurante en sí que por la comida, que siendo muy buena, no lo es tanto como en otros de la zona.En cualquier caso, el almuerzo fue no tan descansado como hubiera deseado, no sólo por poder disfrutar con el necesario tiempo del excelente burdeos que acompañó a la carne, y del postre, un café gourmand que recuerdo con deleite, si no que las mareas de la bahía hacen que navegar tenga hora tasada y había que salir al mar.
En la siguiente entrada, pondré unas fotos del paseo por la bahía, la isla de los pájaros, la duna de Pyla y el banco de Arguin.

El viaje.

Salgo más tarde de lo esperado hacia Francia. Lo único bueno que encuentro de los cambios a horario de verano, es que la luz dura más, y dado que suelo viajar en coche tarde, me anima las primeras horas del viaje.
Hasta Burgos, es un paseo, muy habitual para mí y la autovía se encuentra inusualmente despejada. Lerma, desde la carretera está precioso.Siempre miro la casa de la familia de mi amigo Ramón, junto a la antigua tejera que poseían.Aunque estuviera aparcado  la puerta, ya no vería el Touareg de su padre. El parador  y la iglesia destacan sobre el caserío y el Arlanza baja crecido.Un año lluvioso lo ha desparramado sobre sus orillas.
Treina kilómetros más tarde, el hotel Landa, a mi izquierda, me sirve de despedida al trayecto común y me dirige hacia otro que hace años no tomo. Ya no veo Vitoria, pequeña y lejana desde la autopista, y el sol ya ha caído del todo.En Mondragón (Arrasate) reposto. Felicidades a Repsol por su personal, encantador.
El maravilloso paisaje vasco, horadado por incontables túneles que acortan las distancias, no me permmite ver la costa que más me gusta de España. Motrico, Zarauz, Guetaria, quedan tapadas por las montañas y sólo puedo ver Orio, por debajo de la autopista,la desembocadura del río Oria y el Cantábrico, donde compiten las traineras y donde los oriotarras pescaron la última ballena franca en 1901.
Enseguida, Francia. Y enseguida, Pau, iluminada en la lejanía, desde el puente del río Gave. Hermosa y pequeña ciudad, donde los hermanos Wright fundaron la primera escuela de vuelo del mundo, rural y donde, sin darte cuenta, pasas de las montañas españolas a la planicie francesa.
Mi esperanza de un viaje placentero, se frustra. Hay obras en la autopista, y gran parte del trayecto en Francia es más lento y difícil de lo esperado. Aún así, no constituye un gran problema y al empezar a ver carteles con la indicación Bassin de Arcachon es un estimulante para hacer más breve el tiempo.Por fin, me desvío hacia Arcachon, y cerca de la Teste de Buch, comienzan las rotondas que recuerdo como algo cercano al destino. Gujan-Mestras, Pyla,las salidas hacia lugares conocidos, y por fin hacia el barrio de el Aiguillon, la ciudad de Otoño. Arcachon.
El hotel le Nautic (www.lenautic.fr) es el destino final, donde dormir y reposar, tras llegar a las dos y media de la mañana. El personal, siempre agradable, y la posibilidad de llegar a cualquir hora de la noche, junto con su ubicación y precio, hacen que repita este hotel.
Ya continuaremos...

jueves, 25 de abril de 2013

Las cabanes tchanquees

Una de las postales de Arcachon y su bahía son, sin duda, las cabañas zancudas, las cabanes tchanquees, en gascón.
Se usaron hace tiempo para vigilar los campos de ostras y hoy son un atractivo turísticos. Situadas en la Isla de los Pájaros, en mitad de la bahía, quedan en medio del agua durante la pleamar, pudiendo acercarse los barcos de poco calado casi hasta ellas.Sólo quedan dos, que en la actualidad están protegidas.
Las cabanes tchanquees.
 
Diariamente, hay barcos para turistas que se acercan a ellas aprovechando las mareas altas, y, la verdad. constituyen una curiosidad.
A vela hasta las cabañas.

martes, 23 de abril de 2013

La bahía.

La bahía de Arcachon es un lugar muy recomendable para todos aquellos que disfruten de los deportes náuticos.
Navegar a vela es una afición extremadamente extendida, a pesar de la dificultad que las mareas ofrecen, dejando islas y bancos de arena extensos al descubierto, lo que obliga a navegar por los canales que deja el mar durante las mareas bajas y a incrementar el cuidado con ellas altas, ya que hay inmensas superficies de siembra de ostras que quedan semisumergidas.

A vela en la bahía de Arcachon.


Le Canon, Cap Ferret.
Ha pasado lo que me temía. He vuelto a Arcachon y al Cap Ferret.No puedo evitarlo, me encanta, me siento bien allí.Es delicado, discretamente lujoso, se come bien, la gente es agradable, típico. No sé si se puede pedir mucho más.
En esta ocasión, el medio de transporte elegido ha sido el coche, y a pesar de las obras en la autopista, que es de agradecer, al menos, ya que está en obras, que no la cobren, el juego ha sido mayor que en avión a Burdeos y luego alquilar un coche. Al final, tardas por el estilo, pero te paras donde quieres, ves el paisaje y puedes comprar algún recuerdo de más ( léase vino de Burdeos, alguna caja).

Con mejor tiempo que la última vez, bueno, la primera, hay bastante más gente, más ambiente y disfrutas de horas de sol extra, que vienen bien. Puedes navegar, aprovechando las mareas y el viento, comer o tomar una cerveza en una terraza y ponerte ciego de ostras, excelentes y tan baratas.
Aprovechar tambien para visitar alguno de los puertos de las villas ostrícolas y tomar un aperitivo a
El ayuntamiento de Arcachon.
base de las consabidas, langostinos y vino blanco, seco ,fresco, delicioso. Os iré contando.