La naturaleza ha sido generosa alrededor de Sines. Al norte se extiende la mayor playa salvaje de Europa. Cuarenta y siete kilómetros de playa prácticamente virgen, sin urbanizaciones, ni campos de golf, ni aglomeraciones urbanas dignas de tal nombre. Apenas al final, en la península de Troia, en la desembocadura del río Sado, existe una zona urbanizada, no muy densamente, ya que es en general bastante lujosa, chalés y villas, campos de golf, una marina muy interesante y un ferry que nos cruza el río hasta llegar a Setúbal, otra ciudad atractiva y digna de visitas más profundas.
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